Todo empezó la tarde del sábado, carnita asada entre amigos, teníamos un buen sin vernos, al cuarto para la hora, juanito, uno de mis amigos más queridos y que también es un serio desmadre, confirma su asistencia. Que Dios me agarre confesado, pensé.
Empezó la reunión, dos chelitas para abrir garganta, y varios de mis amigos ya se sienten parrilleros profesionales, pues a pelear por el control del asador, buena comida, amigos así valen la pena.
Juanito me sirve el primer vodka, salud, por todo este tiempo sin vernos. Y la tarde se convierte en noche y el ambiente va en aumento. De pronto suena el látigo (celular) de alguien y se despide, ni modo… la vida de casado. Y todos los demás como estampida se empiezan a despedir. Quedamos 3, el anfitrión nos voltea a ver con cara de sueño, juanito me dice, mira ni a dónde más ir por que cierran en una hora, mejor vamonos a un motel, le contesto, no mames, no eres mi tipo; me gustan los hombres, pero los que tienen un culote y shishotas, jajaja.
Estábamos tomándonos la última, y mi amigo duro y duro con el teléfono. Nos despedimos, ya afuera, me dice, no hay nada (de biológicas) y de las "otras" no hay muchas opciones. Le digo, ¿y si le hablo a la de vista alegre que no conoces? Es buena onda, que jale una amiga y nos vamos a encerrar; excelente idea, va. ¿Cómo andamos de chupe? Bien, le contesto, traigo 2 pomos y unos polvos mágicos para ambientar la fiesta. Ya chingamos, me dice.
Fuimos a dejar mi coche, para irnos en el suyo, es medio terco mi cuate. Me subo y le digo, hay que pasar por ella a La Victoria, que de ahí pasamos por la otra. ¡No se diga más!
Estacionamos afuera de la plaza y al poco salió, vestía pantalones de negros y una blusa amarilla, la he visto más arreglada, pero no me quejo. Me bajo, la saludo y la dejo que se vaya adelante, le presento a mi cuate y buena onda pero como que no le hace mucho caso. Nos dice que hay que pasar por una amiga de ella al centro, llegamos rápido y la amiga le sale con la clásica de, "ay amiga que pena pero no voy a poder". ¿Y ahora, le dice mi cuate? Ella contesta, ¿bueno, pues qué plan traen? Mi cuate le dice vamos a mi casa nos tomamos unos tragos mientras consigues otra amiga, le contesta que no, por que es la primera vez con él, le digo, pero a mi ya me conoces, vamos. Nos dice que no, que motel y que consigue una amiga, que si no consigue a nadie que ella puede con los dos. Pues vamonos a los moteles del rumbo de Conín.
Llegamos, nos servimos de tomar, saco mi bolsa de polvos mágicos y la pongo al lado de los pomos, para quien guste, les digo. Estuvimos platicando y veíamos que nadie más iba a llegar, las verdad los dos ya andabamos prendidos, la empezamos a chulear y acariciar, ella muy quitada de la pena nos empieza a tocar, nos cachondeamos y la empezamos a desvestir. Es una chava muy limpia, siempre huele bien y esa noche no fue la excepción, además siempre se pone perfumes cachondos. Yo muy quitado de la pena me desvisto, ella me la empieza a jalar y juanito viendo nada más, me la empieza a chupar y mi cuate seguía viendo. La niña se le acerca y le repega las chiches, le dice, ¿te desvisto? Lo empieza a besar y manosear, mi cuate reacciona y le contesta las caricias, ella le quita la camisa, le desabrocha el cinturón, el pantalón, y le baja los calzones, ¡no mames! Dice con una voz poco femenina, se le quedaba viendo al trozo de carne, mi cuate le dice, ¿qué, qué tiene? Yo pienso, no mames cabrón si te das un llegue con Ramón el actor, Ella le dice, está enorme, no mames mi amor, y se le quedaba viendo con ojos de entre terror y deseo, se pone seria y nos dice, yo creo que dijo mi mamá que siempre no, pero seguía con la mirada fija en el pitito de juanito, mi amigo le dice, ándale ya estamos aquí, te damos un extra y toma la mano de la niña y la pone en su verga. Ahí fue donde de verdad se prendió, la niña empezó a respirar muy agitada, le pasaba las dos manos a ese trozo de carne como tomando medidas, y se lo llevó a la boca. Ya llevo varias veces con ella, y la verdad nunca la había visto así de prendida.
Los interrumpo y les digo vamos para la cama, pensé me la empiezo a coger mientras se la sigue chupando. Mi cuate ya bien prendido, la acomoda como para metérsela, pero le dice, no mi amor, que me la meta él primero, no quiero que me rompas el culo en la primer metida. Se acerca conmigo y me la chupa un poco y me dice, ponme mucho lubricante. Juanito se acuesta boca arriba, ella se pone en 4 en inmediatamente empieza a chupársela. El culo se le veía hermoso y se lo empiezo a chupar, le empiezo a meter la lengua y bramaba como perra en celo, le pongo lubricante y le meto un dedo, luego dos y se la dejo ir toda y empezó el movimiento, rápido, luego fuerte, luego lento y empezó a gemir…
El momento llegó, después de ponerle lubricante varias veces, se la saco y le hago seña a mi cuate, como diciendo es tu turno. Cambiamos lugares.
Me acuesto cómodamente, esperando el momento. Ella tomó mi pito con la mano y paró el culo de una manera magistral. Atrás le estrellaron la verga en las nalgas y quizá hasta la cintura, ella tenía ojos de deseo y sin meter la mano, le dijo a juanito, métela mi amor. Juanito obediente le empezó a empujar su pitito, a cada centímetro la cara de la niña se iba transformando y apretaba mi verga con más fuerza, al principio era de deseo y dolor, cada vez eran más fuertes sus gestos, hasta que salió un gemido muy fuerte. Aún no entraba toda, pero empezó el mete y saca. Tardó un poco en estabilizarse y chupármela, su boca hacía mucha fuerza contra mi verga, casi al ritmo de las embestidas que le daban.
Mi amigo se la saca y la acuesta boca arriba en la cama y a darle, me pongo por un lado para que siguiera chupándomela; al poco rato los gritos eran más de dolor que de placer y vino el cambio de bateador, regresamos a la posición inicial, se pone en 4 y el culito bonito cerradito se había transformado, se veía todo rojo y abierto, le di un par de nalgadas fuertes que la tomaron por sorpresa y como que se contrajo un poco, y pues a lo que venimos, a darle. Volvimos a cambiar de posición, juanito quería que la niña se diera de sentones y se sentó en la orilla de la cama, la niña le advirtió que no aguantaría mucho, él tampoco jaja, y se vino mientras la niña medía mucho la intensidad de los sentones que se daba en aquel trozo de carne; yo preferí que me la chupara y dárselos en la cara.
Se levantó y fue al baño a limpiarse, verla me recordó la caricatura de Bambi, las piernas le temblaban. Nosotros servimos otra ronda y brindamos, le ofrecimos un trago en lo que nos reponíamos para la siguiente entrada y puso cara de asombro, y en automático nos dijo que la disculpáramos pero que no podría, que si preferíamos quedarnos le pidieramos un taxi. Nos volteamos a ver y le dijimos está bien, te dejamos en tu casa. Nos vestimos y se notaba que le costaba caminar bien. De regreso prefirió el asiento trasero, y al bajarse en su casa, caminaba muy despacio e iba con la mano en su estómago como presionando. Y así pasó la aventura del fin de semana...