Preámbulo
Preso de la calentura y la escases de dinero tuve que marcarle a esta nena, en aquel día contaba con 1500 pesos en la bolsa y no me alcanzaba para los 2mil que en ese entonces pedían las más cotizadas, además quería ahorrarme algo de dinero.
Ya había visto sus anuncios y no sé porque me llamaba la atención, pero no me animaba a contactarla porque no tenía dinero.
Ese día siendo plena primavera y cerca de las 2 le marqué le pregunte los costos, me comento que pedía 1200, le dije que traía 500, aceptó, quedé de marcarle nuevamente para pasarle el nombre del hotel y habitación.
El Hotel
Entre al hotel y en la recepción había dos chavas muy guapas, una pelirroja de cabello hasta el hombro que se encargaba de atenderte y otra de cabello negro largo con piel blanca que estaba atrás como revisando las cuentas o apoyando a su compañera.
Pregunté el costo de la habitación sencilla, la pelirroja amablemente estableció contacto visual conmigo y me dijo 450, se me hizo elevado, pero estaba lejos de las zonas donde los hoteles manejan precios desde los 160 hasta los 400 pesos.
Le dije que me diera una, total, estaba dentro del presupuesto de 1500 que llevaba.
El encuentro
Entre la hora que le marque para pasarle el número de habitación y la hora en que legó, fueron cerca de 40 minutos. Antes de que subiera al cuarto me llamaron de recepción para preguntar si esperaba a alguien, le dije que sí que por favor le dieran permiso.
A los 5 minutos estaba tocando a mi puerta, previamente yo ya me había aseado. Abrí la puerta, la invité a pasar, media 170 aprox., no llevaba tacones sino unos zapatos flats creo que le llaman; llevaba una blusa blanca, un pantalón de mezclilla deslavada y entubado que para su cuerpo delgado le amoldaba bien y un bolso delgado color piel de baja calidad, ella morena, tono de voz fingido, se notaba lo grave de su voz, cabello medio pintado de güero, rasgos poco femeninos.
Le pregunté algunas cosas para hacer más ameno el encuentro, me dijo que la disculpará por el tiempo que había tardado, que había tenido que salir de rápido de su casa porque a la hora que recibió mi llamada estaba comiendo y ese día no esperaba trabajar; además, que tuvo que tomar un camión para llegar porque con los 500 pesos que iba a ganar no iba a tener ganancia si pagaba taxi. No lo sentí como una indirecta, ella lo decía en buen plan y no le di importancia.
La tomé por la cintura la empecé a besar, le quité la blusa dejando sus senos al descubierto se los empecé a besar y mordisquear al tiempo que mis manos masajeaban un culo muy pequeño.
Fue subiendo la temperatura y los besos se volvían cada vez más pasionales. La llevé a la cama, la recosté y mientras le besaba el cuello le quitaba el pantalón y ella el mío, quedamos desnudos, ambos erectos de la excitación.
Me puso el condón y empezó a darme un sexo oral que a pesar de su esfuerzo por darme placer no sentía el más mínimo ápice de excitación, no le dije nada, deje que continuará mientras la veía como lo hacía e intentaba verme a los ojos como si fuera película porno.
Pasaron los minutos y le dije que quería penetrarla, la recosté en la cama y así comencé a internarle mi miembro. Quedamos de misionero y eso me daba la ventaja de besarla a ella y a sus pechos así como controlar el ritmo de la penetración.
Ella disfrutaba sentirme dentro, al grado de pedirme que nos pusiéramos de pie frente al espejo del lavabo para que viera como la hacía mía.
Le excitó tanto que comenzó a jalársela mientras yo aumentaba la velocidad con que la embestía, me pedía gimiendo que no parara hasta que terminó y los aventó al suelo. Vi un líquido transparente en el piso.
Platicamos un rato, ella de su vida, vivía con su madre y su hermano, yo de a qué me dedicaba y que hacía por el rumbo, cómo la había encontrado, banalidades.
La despedida
Ya había oscurecido, le comenté que tenía que retirarme, ella pasó a bañarse; posteriormente yo entre a hacer lo mismo.
Nos vestimos, le pagué, salimos del cuarto juntos, llegué a la recepción a entregar la llave, esta vez, la chava pelirroja ni siquiera volteó a verme. Salimos del hotel juntos, ella iba hacia la izquierda yo hacía la derecha; antes de separarnos, me preguntó si la volvería a contactar, le dije que era seguro, que esperara mi llamada... no la he vuelto a ver desde entonces.
Epílogo
500 pesos, cooperativa, alivianada, se esmera en su chamba. Creo que cumple con lo de barata y tal vez apenas y araña lo buena, o tal vez solo cumple con la B de barata. No lo sé, no me importa, solo tenía ganas de coger y poco dinero y ella fue la que aceptó.