Para mis 26 o 27 años, aunque las chicas trans no me eran desconocidas, comenzó a surgir en mí la curiosidad y necesidad de experimentar, hasta el momento había estado con hombres y mujeres cis por igual, había sido pasivo y activo con ambos géneros, pero las chicas trans representaban la última frontera, cuerpos de mujer con paquete entre las piernas, mis fantasías iban en aumento ya que, por aquellos años, mi camino a casa implicaba pasar por División del Norte y Av. Nuevo León o por Calzada de Tlalpan, la oferta de chicas trans era cada vez mayor, un buen día decidí curiosear a las chicas de Tlalpan, había de todo chicos con vestido, chicas en proceso y algunas realmente bien producidas, y ahí estaba, una chica con unas curvas deliciosas, Kim Kaos, paré el vehículo, le pedí informes y me dio su cuota, accedí y fuimos a un motel cercano, estando ahí, hubo un poco de faje y al final terminé cogiéndola, sin embargo, no dejó que tocara su verga que todo el tiempo se mantuvo flácida, es decir, ella era y es 100% pasiva, rápidamente aprendí mi lección basado en experiencias anteriores al contratar chicas por medio de los avisos del periódico, subir a una chica de la calle es un albur. Por aquel entonces descubrí los portales de mileroticos y travestismexico y fue lo mejor que me podría haber sucedido, podía morbosear a las chicas en sus portafolios, sin la presión del automovilista atrás de mí presionando para preguntar a la chica de la calle, además ya existía este y otros foros donde los putañeros como yo podíamos encontrar recomendaciones o dar nuestro punto de vista.

Gracias a estos foros y a estos portales puede concertar mi primera cita con una chica trans, Luva, fue la elegida, previamente le pregunté si era Inter a lo que me contestó que si, recuerdo bien esa cita, en un hotel de mala muerte sobre Av. Álvaro Obregón, era mi primera vez con una trans, tocó a mi puerta y ahí estaba Luva, grandota con tacones altos, un abrigo de 3/4, perfectamente maquillada y con esa voz gruesa que la caracteriza, me da un beso y la invito a pasar.

Una vez en la habitación me dice que me gustaría hacer y yo le dije que de todo, inmediatamente bajó la mirada a su pelvis y empezó a sobar de forma lasciva su verga, se quitó el abrigo y sólo traía un body traslúcido que permitía ver sus tetas y su verga completamente parada, Luva con muchos menos años de los que tiene ahora se veía espectacular, si, el rostro con rasgos masculinos, pero lo suficientemente femenina para cumplir esa fantasía que ya tenía algunos años rondando mi cabeza.

Procedí a hacer a un lado su tanga y comencé a mamar su enorme verga, quienes la conocen saben perfectamente que es enorme pero delgada, eso me decepcionó un poco, ya había mamado vergas más gruesas que esa, sin embargo, Luva era un huracán, y se prendió de mi cabello para que siguiera mamando su verga. En un momento dado me dijo que parara porque se iba a venir, me dijo que quería disfrutar mi cola, me desnudó y comenzó a darme un beso negro delicioso para después tratar de penetrarme de golpe, mi reflejo fue retirarme de un salto por el dolor, me dijo que lo intentaría nuevamente más despacio, le pedí que se colocara el condón y le di el lubricante que traía. Empezó a estimular mi ano con sus dedos hasta que logró dilatarme y, por fin, logró penetrarme, fue un momento espectacular, mientras me sometía me decía que era su perra, me escupía el culo cada vez que sacaba su verga, al final terminó la sesión dándome a beber sus mecos mientras me masturbaba y explotaba en mi vientre.

Pasé los siguientes años contratando chicas trans con experiencias buenas y regulares, creo que no puedo decir que he recibido un mal trato de parte de ellas, creo que es la química y el ambiente que se logra con la pareja en turno lo que hace que sigas frecuentando a la chica, claro que repetí con varias de ellas, fui mucho tiempo cliente de Cassandra, chica post-op que me dejó estrenar su coñito recién construido, ella sabía que me gustaba ser Inter por lo que siempre llevaba sus juguetes para estimular mi próstata, tuve un par de encuentros buenos con Monserrat (Lechita de Mujer), una chica argentina que tenía look a rape (espero alguien recuerde su nombre) tenía un hermoso cuerpo fit y una verga enorme y deliciosa, me cogí y me cogió una jovencita Anahí Ambrossio, Lena Zilli me dio a beber sus jugos después de fornicarme hasta el cansancio. También pude comerme mi primera verga negra, no recuerdo su nombre pero era una chica colombiana, esa fue una fantasía más cumplida.

Mientras mi putería se reducía de contratar chicas cis a chicas trans, empezó a surgir en mí el deseo de algo más, acudía de forma regular a los baños como el Señorial en donde hombres ofrecen sus servicios de “masaje” en los privados o en los baños generales. Me instalaba en un privado con sauna y los chicos desfilaban para ofrecerme sus servicios, la gran mayoría chacalones, pero había un chico muy finito de facciones que me gustaba, empezaba con un masaje mediocre pero la delicadeza de sus manos al tocarte me llevaba hasta el cielo, se concentraba en el perineo, y cuando ya me tenía bien dilatado ofrecía penetrarme, obviamente, en ese momento yo estaba bien caliente y con el culo palpitando para recibir su verga, su fierro era blanco, totalmente depilado y con unos enormes huevos que chocaban contra los míos mientras me la dejaba ir de a perrito. Le encantaba tanto cogerme que terminaba en mi boca y el final terminábamos bañándonos juntos abrazados y besándonos.

Pasó el tiempo y un buen día viendo travestismexico encontré a una chica que llamó mi atención, Dorian Edith, una chica chiapaneca, de 1.75 de estatura, morena, joven y bellísima, pero además de eso en sus fotos mostraba una pieza de artillería de consideración, sin pensarlo le marqué y le pedí una cita, desde esa primera vez y por los siguientes 4 o 5 años el Hotel Revolución se volvió nuestro centro de operaciones.

Nuestra primera cita no pudo ser mejor, llegó al Revolución vestida de forma casual, jeans y una blusa pegada al cuerpo, era una noche calurosa y le ofrecí un trago, me saludó de beso y aceptó la bebida nos sentamos juntos en la cama y no pude resistir besar sus labios carnosos y deliciosos, venía perfectamente maquillada, comencé a acariciar su suave y delicioso trasero, nos empezamos a desvestir hasta que ella quedó en tanga y pude apreciar sus hermoso senos, me fui como infante a chupar sus tetas mientras que mis manos buscaban con ansiedad su pene, al principio estaba dormido y por un momento me sentí timado porque no se veía que crecería como en las fotos, sin embargo, conforme lo acariciaba empezaba a reaccionar, bajé desde sus tetas a su abdomen y finalmente llegué al templo de mi adoración, la enorme verga de Dorian, morena con un glande rosita muy bonito, le mamé desde la punta de la verga hasta comerme con ansiedad sus huevos, subí nuevamente al glande concentrándome en hacer movimientos circulares con la lengua alrededor de su meato uretral hasta que empecé a sentir como empezaba a salir líquido preeyaculatorio me detuvo porque quería seguir disfrutando, nos acomodamos para que me diera uno de las mamadas que más he disfrutado en mi vida para terminar en un beso negro que casi logra hacerme venir. Paró de mamarme el culo y me recostó en la cama, de una manera delicada, tierna diría yo, abrió mis piernas, colocó una almohada bajo mis caderas tomó un condón, se enfundó, y aplicó un poco de lubricante en su verga y a la entrada de mi ano, se colocó sobre mí y poco a poco empezó a introducir su enorme trozo de carne en mi “coño”, todo esto sucedía mientras nos fundíamos en un apasionado beso de amantes que tienen muchos años de conocerse. Con todos mis años de experiencia con el sexo anal, esa noche fue como si hubiera perdido mi virginidad, me sentí como la primera vez que Leo enterró su miembro en mi culo, pero esta vez me besaba apasionadamente con Dorian y eso marcaba una gran diferencia. Lo que sucedió a continuación fue una de las sesiones sexuales más satisfactorias de mi vida.  Fuimos de lo delicado a lo salvaje me penetró en diversas posiciones, cuando me tenía de perrito y metía y sacaba completamente su verga de mi, sentí como un chorro de semen escurría por mi pierna, había logrado deslecharme sin tocarme, algo que pocos y pocas habían logrado.

Definitivamente Dorian Edith es una de las chicas trans en mi Top-3 de toda la vida, desgraciadamente todo tiene un final y después de algunos años de ser la única chica trans con la que cogía se retiró del negocio y se casó. Una anécdota curiosa, un día nos encontramos de frente en el Auditorio Nacional, se presentaba el Ballet Bolshoi y nos encontramos de frente, ella con su parejo y yo con mi futura esposa, fue un momento que pudo ser incómodo, pero Dorian y yo nos hicimos los tontos y no pasó a mayores o por lo menos nuestras parejas no notaron que nos conocíamos.